jueves, 22 de octubre de 2009

TESTIMONIOS

Aborto

blog-15-10

Con el paso de los años, vi cuán cruel y egoísta había sido mi posición arrogante para con aquella muchacha. ¿Quién era yo para juzgarla de aquella forma?

De acuerdo con un informe del Instituto Guttmacher, cerca de 70 mil mujeres mueren todos los años víctima de abortos clandestinos. Los países con el récord de muertes son los subdesarrollados de África y América Latina, principalmente, donde la práctica está prohibida.

Leyendo un artículo sobre el asunto, en el Portal R7, recordé el día en el que una vecina decidió confesarme un secreto: me dijo que había abortado. En esa ocasión, me preguntó qué pensaba de la actitud que había tomado. Si aquella joven me estaba revelando algo tan serio, sabiendo el riesgo que corría de ser mal vista por mi, era porque no podía aguantar más con ese secreto. En su cabeza, se sentiría mejor contándolo.

En aquel entonces, mostrando una actitud totalmente inmadura, le dije que, en mi opinión, eso era totalmente abominable, y que jamás abortaría un hijo mío.

Pero, con el paso de los años vi cuán cruel y egoísta había sido mi posición arrogante para con aquella muchacha. ¿Quién era yo para juzgarla de aquella forma?

Sólo quien pasa por una situación de esas sabe lo que debe hacer con su cuerpo. En su caso, ella debía saber lo que estaba haciendo.

Muchas mujeres, sin la mínima condición de criar un hijo, optan por abortar. Algunas, tal vez la mayoría, sin condiciones económicas, recurren al aborto clandestino. De estas, no todas regresan de la camilla, muriendo allí mismo. Y eso, en todas las clases sociales.

No digo que recurrir al aborto es la mejor forma de resolver un problema. Ni digo que esa es la solución ideal para la falta de planeamiento familiar. Pero, si existiese la legalización del aborto, muchas mujeres continuarían viviendo por dejar de ir a las clínicas clandestinas que, sin la mínima condición de higiene y atención humana, les provocan graves infecciones, que terminan con su muerte, muchas veces, precoz.

La legalización de esta práctica no resolvería el problema, pero, por cierto, disminuiría el número de muertes de jóvenes que actúan con desesperación.

Usted puede no estar de acuerdo con lo que dice este mensaje, pero, debe estar de acuerdo conmigo en una cosa: ¿Quiénes somos nosotros para juzgar a alguien?


Mi mamá me obligó...
http://satva.com.mx/wp01/wp-content/uploads/2009/07/Mujer-embarazada-2.jpg
Yo tenía 16 años cuando me di cuenta que estaba embarazada de mi novio de la preparatoria. A pesar de que me sorprendí mucho cuando me enteré, todo estaba bien, ya que mi novio estaba feliz igual que yo, el problema fue cuando se lo conté a mi mamá. Ella dijo que me apoyaría y una mañana me pidió que la acompañara al doctor para que me hicieran un chequeo a mi y a mi bebé. Todo me pareció extraño: el médico me pidió que me pusiera una bata y me dio una pastilla con la me quedé dormida y no supe de mi hasta dos horas después que abrí los ojos y vi a mi mamá parada frente a mi, me ayudó a levantarme y después que me vestí nos fuimos. Cuando subimos al carro le pregunté que había pasado y solo me dijo que el problema estaba resuelto. Ella le había pedido al doctor que me practicara un aborto, sin mi consentimiento. Según mi mamá era lo mejor para todos, ya que hacía un año mi hermana había tenido un bebé y cuando mi papá se enteró le dio un ataque cardíaco. Ya han pasado dos años de este terrible acontecimiento y no hay día en que no piense en mi bebé y en el coraje que siento hacia mi mamá.
Camelia de Perú.

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